Hace trece años el Partido Socialista lograba que, por fín, UPN accediera a colocar en el zaguán del Ayuntamiento una placa en memoria de los concejales y trabajadores municipales de Pamplona asesinados o represaliados por permanecer leales a la legalidad democrática republicana. Una placa largamente reivindicada y cuya redacción hubo que negociar palabra por palabra. Desde entonces, la misma se ha convertido en lugar de memoria histórica y en inmejorable espacio para que cada 14 de abril, el Partido Socialista de Pamplona y su grupo municipal, en compañía de la dirección regional del PSN y de la UGT, homenajeen a estas víctimas No nos cansaremos de recordar cómo en Navarra, a pesar de no haber frente de batalla, la represión indiscriminada del bando franquista asesinó a unas 3.500 personas, casi la mitad de las cuales militaban en la UGT, el Partido Socialista o las Juventudes Socialistas.
Frente a todo ello, y cuando todavía buena parte de esas personas aún yacen en fosas o tierras desconocidas sin recibir digna sepultura, una derecha reaccionaria, cuando no ultra, está inmersa en un indigno revisionismo histórico para justificar el golpe franquista que trajo la guerra civil y la posterior represión y dictadura que duró hasta hace 50 años. Todo ello ha quedado reflejado en las sentidas intervenciones que Maite Esporrín, Marina Curiel, Martín Zabalza, Lorenzo Ríos, Ramón Alzórriz y Elma Saiz han dirigido a la militancia socialista que un año más ha acudido este pasado sábado a un acto que, como es tradicional, ha culminado con la colocación de un ramo de flores junto a la mencionada placa.