El ataque terrorista yihadista que ha sufrido Cataluña provoca una justificada mezcla de dolor, indignación y preocupación que se acrecientan al conocer tanto el potencial daño inicialmente previsto por los terroristas, como por el resto de circunstancias que rodean al mismo.
Al margen del lógico análisis sobre lo ocurrido y del oportuno debate policial y político en lo que respecta a las medidas con que se debe afrontar el envite terrorista, causan desazón algunas actitudes minoritarias y partidistas, en el peor sentido del término, que tratan de aprovechar lo ocurrido y que, a la par, demuestran la poca solvencia moral de determinadas formaciones políticas.
No podemos dejar de mostrar nuestro pesar y condena por lo ocurrido y nuestra solidaridad con las víctimas y sus allegados, así como nuestro reconocimiento a la parte positiva de la labor que han tenido los distintos cuerpos de seguridad tras los ataques sufridos, con la policía autonómica catalana a la cabeza.
