Ni la impostada crispación ultra, ni comportamiento irregular alguno frenan el calendario y la llegada de nuestras fiestas patronales. Y, con ellas, el comienzo del perído estival que bien puede servir para tomar distancia de una rutina diaria tantas veces estresante. Con ese buen propósito, un año más decimos ¡VIVA SAN FERMÍN!, GORA SAN FERMIN!