Al margen de los resultados concretos de las elecciones catalanas celebradas este domingo, que confirman las tendencias ya evidenciadas en las pasadas elecciones vascas y gallegas (ver entrada de 23 de octubre pasado), es revelador -y, a la vez, tranquilizador- el fracaso del desvergonzado intento de Artur Más por envolverse en una bandera para ocultar su agresiva política económica conservadora.
Reflexión aparte merece otro hecho tan legítimo como criticable, al menos para quienes anteponemos la racionalidad y la búsqueda de logros sociales frente a las políticas identitarias: la apuesta nacionalista radical y secesionista, únicamente provoca incertidumbre y controversia ciudadana, pero ninguna solución real frente a la crisis agobiante que padecemos. ¿Puede alguien que se considere de izquierdas anteponer la patria a la justicia?.