Ante la polémica desatada en torno a la decisión del equipo de gobierno municipal de ceder una sala de La Ciudadela de Pamplona como lugar para una exposición de exaltamiento de los 250 años de historia del Regimiento América 66 de Navarra, reproducimos la intervención de nuestro compañero Eduardo Vall en el pasado Pleno Municipal de 28 de abril en el debate de sendas mociones contrarias a dicha cesión.
"Desde nuestro Grupo manifestamos como siempre nuestro respeto y
reconocimiento a la labor de nuestras Fuerzas Armadas. Los ejércitos tienen un
importante papel en nuestra sociedad. La Constitución les atribuye una función
determinante. La profesionalidad, el sacrificio y la solidaridad son señas en
su quehacer diario, no siempre reconocido y retribuido como merecerían. El
Regimiento que protagoniza esta exposición no es ajeno a ello y ha pagado con
sangre el cumplimiento de su deber.
Sin embargo, y
junto a ello, al hacer balance de los 250 años de la historia de dicho
Regimiento, no todo son luces. Nuestra pasada Guerra Civil -sin duda las
civiles son las guerras que peor cicatrizan sus heridas- hace que no podamos
olvidar determinados acontecimientos vergonzantes protagonizados por
integrantes de dicho Regimiento. No se trata aquí de hacer revisionismo ni
ajustes con la historia. Pero no podemos obviar el hecho de que las Brigadas Navarras tuvieran un papel destacado en la sublevación militar del 18 de julio
y en los desmanes y represión que a raíz de ella se produjeron. Y si bien
entendemos que el carácter militar de nuestra Ciudadela y su pasada vinculación
al Ejército pudieran justificar la ubicación de la exposición en dicho recinto,
no es menos cierto que resulta cuando menos inapropiado que se pretenda
ensalzar el conjunto de la historia de dicho Regimiento a escaso trecho de
donde fueron fusilados tantos pamploneses y forasteros por el hecho de
permanecer leales a la legalidad republicana.
Por eso, no estamos
de acuerdo y no nos gusta la decisión municipal de ceder la Ciudadela para
dicha exposición. Es una decisión cuando menos polémica, poco acertada y ajena
al dolor de una parte de las víctimas que causó la Guerra Civil. Y contraria al
espíritu de la Ley de Memoria Histórica, una ley que, contra lo que algunos se
empeñan en señalar con evidente falsedad, únicamente persigue hacer un mínimo
reconocimiento 80 años después (¡ya es hora!) a la memoria de quienes sufrieron
cárcel, represión, marginación y aun la muerte, por defender sus ideas y
oponerse a quienes dieron un golpe militar contra un gobierno elegido legítima
y democráticamente".