El anuncio hecho este lunes por Yolanda Barcina de no ser cabeza de cartel de UPN en las próximas elecciones forales, a pesar de haber anunciado hace tres meses lo contrario, es una decisión no por inesperada menos lógica. Hasta donde se conoce, el cúmulo de circunstancias políticas y, al parecer, personales de la todavía Presidenta de Navarra, abocaban a UPN y a la propia Barcina a un futuro cuando menos incierto. Sus postulados conservadores, la mala gestión al frente del Gobierno de Navarra, la ruptura del pacto de gobierno con el PSN, su incapacidad para generar el mínimo consenso político institucional, el escándalo de las dietas en Caja Navarra, la propia división de su partido o el complicado momento que la política atraviesa a raíz de la crisis y los escándalos de corrupción, son algunos de los factores que parecen haberle llevado a esta repentina marcha atrás en su intención de repetir como cabeza de lista regionalista.
