jueves, 21 de noviembre de 2024

ACUERDO PARA LA RESIGNIFICACIÓN DEL MONUMENTO A LOS CAÍDOS

El Partido Socialista ha alcanzado un acuerdo con EH Bildu y Geroa Bai para la resignificación del Monumento a Los Caídos. Inaugurado en 1950 por Francisco Franco -una década después de ser proyectado y tras ocho años de obras- es un edificio dedicado a los combatientes navarros del frente nacional muertos en la guerra civil. En el frontispicio reza la leyenda (tapada hace décadas) "Navarra a sus muertos en la cruzada". Ese es el concepto y espíritu ("cruzada", o sea, una guerra santa) de un edificio hecho para ensalzar al bando vencedor de una guerra civil. Una guerra entre compatriotas -cuando no entre vecinos y hasta familiares- producto de un golpe de estado perpetrado contra la legalidad democrática vigente en 1936.

Cabe recordar que el edificio albergaba de forma preminente los restos de dos de los más destacados protagonistas del golpe como fueron los generales Mola y Sanjurjo. Y que únicamente recuerda a los aproximadamente 4.500 combatientes navarros que murieron en el bando franquista. Para mayor oprobio de lo que representa este edificio, hay que recordar que en territorio navarro no hubo contienda bélica, a pesar de lo cual los sublevados fusilaron y asesinaros a unas 3.500 personas en nuestra tierra, la mitad de las cuales militaban en el PSOE, las Juventudes Socialistas y la UGT, organizaciones que en Navarra fueron físicamente aniquiladas.

Ahora, más de ochenta años después, por fin se logra un consenso mayoritario para dar una solución definitiva y legal a un espacio público que tanto ha condicionado a nuestra ciudad, con la lógica controversia entre quienes han venido defendiendo su desaparición, su resignificación -en mayor o menor medida- o hasta los nostálgicos del franquismo que se han opuesto incluso a las parciales acciones que las corporaciones de Pamplona han ido adoptando para ocultar su simbología franquista. El acuerdo alcanzado incluye la ocultación de su cúpula, la desaparición de las criptas de Mola y Sanjurjo, la desaparición u ocultación de la simbología franquista que aún persiste en el monumento, su transformación en un edificio de memoria histórica, y el cambio y transformación urbanística de su entorno, incluidas sus arquerías externas.

Queda por delante todo el proceso administrativo legal que posibilite estos cambios, en base a un futuro concurso de ideas junto al oportuno proceso participativo.