
Mientras el mundo occidental y, de forma particular, Europa se encuentran sin un liderazgo que anteponga una salida global y mínimamente solidaria a la crisis frente a los intereses monetaristas e internos de cada país, España padece de forma singular las recetas económicas y antisociales que se esperaban de un gobierno del PP. Únicamente se puede apelar a la ingenuidad para escandalizarse frente a la inacabable lista de incumplimientos y engaños que Mariano Rajoy está aplicando de manera sistemática desde que llegó al poder.
Es imposible escaparse a una doble sensación ante lo que está ocurriendo. Pues, junto a la constatación de que son las clases medias y las personas más desfavorecidas las que están sufriendo lo peor de esta crisis, está cada día más claro cómo los poderes conservadores y económicos están aprovechando la coyuntura actual para recortar de forma desvergonzada derechos sociales y libertades que tantos años de lucha y sufrimiento han llevado conseguir.
Urgen políticas progresistas que no se plieguen al sistemático dictado de unos mercados que no dudan en desligitimar el papel de los estados y del sistema social y de derecho, y que pretenden la liberalización total del mercado y la desprotección que los estados aún ofrecen a la ciudadanía. Y que, para colmo, no dudan en presionar hasta la extenuación a esos mismos gobiernos y estados para que acudan con dinero a manos llenas a rescatar a tantas entidades y fondos más o menos dudosos, a costa de escatimar, recortar y negar prestaciones sociales y económicas a quienes menos tienen.
En esta coyuntura, no es extrañar el creciente descontento social que padecemos. Y que, además, afecta de forma directa a la credibilidad del sistema democrático. Algo que, más allá de la necesaria autocrítica y cambios de actitud que los partidos políticos debemos asumir, hay que combatir con la máxima firmeza democrática.
Urge por tanto a las opciones progresistas y de izquierdas conjugar una lucha clara y decidida contra las políticas de recortes que padecemos y en defensa de los derechos políticos y sociales en peligro, con una actitud de total compromiso con la democracia y la libertad. Únicamente desde estos principios, podremos contribuir a dar una salida progresista y social a la crisis.