La muerte del que fuera Presidente del Gobierno de España entre 1976 y 1981, conlleva una mirada histórica a la transición, el período político de tránsito de la dictadura franquista hasta el asentamiento de la democracia.
Por encima de las circunstancias personales y políticas concretas, Suárez protagonizó una etapa cambiante, compleja, convulsa y, a la par, ilusionante, en donde, a pesar de los franquistas inmovilistas y del terrorismo de los GRAPPO y de ETA, la mayoría de españoles y de las grandes fuerzas políticas, supieron emprender un camino de diálogo, concordia y consenso con el que superar las viejas heridas que habían dejado la guerra civil y la dictadura franquista. Frente al hipócrita revisionismo de quienes cuestionan nuestra transición desde la distancia y, en la mayoría de los casos, desde un desconocimiento palmario de aquella realidad, cabe reivindicar más que nunca la gran labor política que los Juan Carlos I, Suárez, Fernández Miranda, Carrillo, González, Guerra, Abril Martorell, Gutiérrez Mellado y tantos otros llevaron a cabo.
La añoranza no debe presidir nuestra labor política presente y futura pero haríamos mal en olvidar cuanto de positivo hubo en ese decisivo período político de nuestra historia
