Que desde la llegada del cuatripartito al poder Pamplona se está polarizando y está creciendo la controversia social es un hecho. Además, los nuevos tiempos que se viven a raíz de la estafa global padecida han originado el auge de movimientos extremos y alternativos, de un signo y otro, en donde el discurso simplista, radical y populista se siente a gusto.
En este contexto ha llegado este martes a la ciudad el autobús transfóbico de la organización ultra Hazte Oir, rechazado de forma muy mayoritaria por la ciudadanía pamplonesa, algo que ha sido percibida como una provocación innecesaria y ha derivado en conatos violentos.
Hace pocos días, nuestra ciudad veía alterada su pacífica convivencia por los sectores más ultras de la izquierda abertzale que añoran tiempos pasados que esperemos no vuelvan jamás.
Así las cosas, cabe aplicar una política de fomento de la convivencia y la tolerancia cuyos únicos límites deben determinarse porque desde las administraciones públicas no se auspicie ni se de amparo a ideas o personas que, de una forma u otra, representen o justifiquen la intolerancia extrema.
