miércoles, 6 de noviembre de 2024

VUELVE TRUMP

En un mundo cada vez más polarizado, el populismo no deja de expandirse de forma alarmante. Producto de la desafección hacia el poder institucional establecido, su fortaleza supone una amenaza al sistema democrático y a los avances en materia de derechos y libertades existentes allá donde triunfa. Revestido de distintos principios ideológicos y grados de autoritarismo, en el caso de las democracias tradicionales es el auge populista ultraderechista el que más preocupa. 

Orbán, Wilders, Le Pen, Salvini, Meloni, Abascal, Milei o Trump son solo alguno de los nombres que, país a país, han ido tomando relevancia dentro del universo ultra. Con eslóganes simplistas y efectistas, recetas económicas neoliberales y proteccionistas, propuestas políticas autoritarias, identitarias, machistas y xenófobas, gastan de actitudes y discursos desacomplejados, cuando no estrambóticos, en clara contraposición a lo políticamente correcto. Jaleados y apoyados por grandes poderes económicos, medios y digitales radicales, y con evidentes e inquietantes vínculos con regímenes extranjeros antioccidentales, encuentran en la manipulación, desinformación, bulos y redes sociales el perfecto vehículo para su expansión.

La victoria de Trump en Estados Unidos supone un refuerzo para el populismo conservador y una pésima noticia para el mundo en general, y para Europa y la izquierda en particular. Tanto más cuando la derecha institucional cada vez se decanta más hacia estos postulados populistas, siendo difícil no asimilar a alguno de sus líderes a ese mundo ultra. Así las cosas, se hace más necesario que nunca reflexionar acerca de las causas que están provocando esta desafección institucional, a fin de corregir errores propios y poder hacer frente con firmeza democrática a este peligroso fenómeno ultra.