El verano va tocando a su fin. Un verano que en el ámbito político ha tenido a Luis Bárcenas como gran "animador" a través de las filtraciones e información que, con cuenta-gotas, ha ido dejando caer y que evidencian hasta qué punto la corrupción, la financiación irregular, los sobresueldos y demás corruptelas han sido seña de identidad del Partido Popular y sus máximos dirigentes en los últimos años.
Mientras, la crisis sigue galopando y, a pesar de que se pueda intuir que está no muy lejana a tocar fondo, sus consecuencias económicas y sociales son tan graves como desoladoras.
Navarra y Pamplona, no son ajenas a sus consecuencias. Y tampoco a la corrupción. El cierre no definitivo de la acción judicial sobre lo ocurrido en Caja Navarra, no oculta el enorme desgaste que este asunto ha causado a sus principales actores, especialmente por lo que hace a Yolanda Barcina.
En este complejo contexto comienza el otoño político. La política del PP en el ámbito nacional y la de UPN en Navarra, exige de nuestro Partido una labor de oposición exigente y alternativa frente a esta derecha incapaz de otras respuestas a la crisis que no sean las meramente economicistas.
