
La lógica aplicación del artículo 155 de nuestra Constitución e inmediata convocatoria de elecciones autonómicas para poner fin al despropósito ilegal, antidemocrático y excluyente de Puigdemont y los suyos, ha supuesto un respiro temporal para una Cataluña quebrada política, económica y socialmente a manos del secesionismo.
La inconsciencia, autoritarismo, prepotencia y cobardía con que se ha desenvuelto el ya cesado gobierno catalán y los grupos que lo han apoyado, pasará a los anales de las peores prácticas políticas contemporáneas en Europa.
Ahora, gracias a este rescate democrático y a los próximos comicios del 21 de diciembre, Cataluña tiene en sus manos volver a la normalidad institucional y social que tanto han deteriorado unos gobernantes tan nefastos como sectarios.