Los malos resultados obtenidos por nuestro Partido en las elecciones gallegas y vascas celebradas este domingo, obligan a realizar una seria reflexión sobre lo ocurrido. Más allá de la victoria popular en Galicia y de los nacionalistas en Euskadi, la importante pérdida de votos de las formaciones políticas mayoritarias, que ha afectado de forma singular el Partido Socialista, debe abrir un período de reflexión sereno pero de gran calado en nuestra organización. Algo que, al margen del análisis inmediato, habrá que materializar de manera efectiva después de la celebración de las próximas elecciones catalanas.
Salvo acontecimientos extraordinarios, la próxima conferencia política -que inicialmente se iba a celebrar este mes de noviembre, pero que la convocatoria electoral catalana ha obligado a retrasar- debe ser el foro adecuado en el que el PSOE haga este imprescindible ejercicio en clave autocrítica, sí, pero también propositiva y de futuro, en donde se den respuestas a las incertidumbres que la izquierda en general, y el Partido Socialista en particular, atraviesan. De otra manera, estaremos condenados al fracaso y, con ello, dejaremos sin alternativa a la ciudadanía que ve en nuestro Partido el necesario referente de cambio frente a las políticas conservadoras de la derecha.