Las elecciones autonómicas catalanas celebradas este domingo y que las fuerzas secesionistas habían planteado en términos de refrendo a la independencia, únicamente han servido para ahondar en la fractura política y social que vive Cataluña con Artur Mas.
A su fracaso plebiscitario (las fuerzas secesionistas no han alcanzado la mitad de los votos emitidos), Mas suma una situación institucional imposible, con una disminución de escaños en las fuerzas independentistas y el veto hacia su persona anunciado por la coalición radical CUP.
Además, las distintas estrategias del resto de fuerzas políticas catalanas complican la búsqueda de alternativas al frentismo y división que Cataluña vive desde que Mas llegó a la Presidencia de la Generalitat, probablemente como vía de escape a la preocupante situación social y económica que padece Cataluña de la mano de sus políticas conservadoras.