La sentencia de la Audiencia Nacional por el caso Gürtel ha supuesto el punto y final al gobierno de Mariano Rajoy, inmenrso en el inacabable suma y sigue de escándalos de corrupción que envuelven al Partido Popular desde hace años.
La gravedad de la situación ha obligado al Partido Socialista a presentar una moción de censura que ha concitado el apoyo mayoritario del Congreso de los Diputados y ha aupado a Pedro Sánchez al frente del Gobierno de España. Sánchez ha apostado por "recuperar la dignidad de nuestra democracia” y “las reglas del juego, violentadas por un partido que ha concurrido a las elecciones dopado, financiado ilegalmente”. También “por defender nuestra Constitución que establece la ejemplaridad que deben tener los responsables públicos, puesta en cuestión por la corrupción del PP". El objetivo es, para Sánchez, recuperar “la normalidad de nuestra vida pública”, formar un gobierno “con fundamentos sólidos y con una hoja de ruta que incluye establecer una agenda social de emergencia”. "Luego llegarán las elecciones, pero antes hay que recuperar la estabilidad, limpiar la corrupción y atender las urgencias sociales”, ha puntualizado el líder socialista.
Siendo conscientes de la compleja situación política e institucional que atraviesa España, la llegada de Sánchez y el PSOE al frente del gobierno supone una oportunidad para regenerar la vida política y afrontar los retos presentes y futuros desde el diálogo y una óptica progresista.